Cuenta la leyenda que cualquier viajero que cruce por la puerta de la Ciudad Real se quedará por siempre en ella
Cuenta la leyenda que cualquier viajero que cruce por la puerta de la Ciudad Real se quedará por siempre en ella. La magia que poseía aquella puerta era muy poderosa. El majestuoso monumento atraía a todos los viajeros que rondaban por ahí, enamorándolos con su bella arquitectura y sus colores brillantes. Su figura proyectaba confianza y su arco incitaba a los viajeros a pasar por debajo de él. No era coincidencia que se sintieran atraídos por aquella puerta, porque muy dentro de ellos sabían que si la cruzaban serían felices para toda la vida.